jueves, 9 de julio de 2009

NUESTRO ROCK: AQUEL QUE NO MIRAMOS NI ESCUCHAMOS...



Uno piensa en la historia del Rock Argentino y es inevitable pensarla desde aquí, desde lo nuestro, desde la indiosincracia nacional que nos hace levantar y respetar a artistas que den cuenta de los procesos históricos y culturales que nuestro país vive. Pasa que en el exterior lo que se respeta o lo que se busca en materia rock es otra cosa y uno se encuentra con sorpresa como por ejemplo la banda MONTES. Una banda, liderada por el guitarrista Jorge Montes, que grabó un solo LP en el año 1974 y que, según data este artículo aparecido unos años atras en el suplemento cultural de Página 12 es la producción musical que desvive a los coleccionistas en europa.


El grupo estaba integrado por el virtuoso Alex Zucker (ex-Alas) en Bajo, Eduardo Pitman en bateria, Sergio Goffan en teclados,Carlos policastro en voz y la dirección artística de Jorge Montes, además encargado de las violas y los coros.
Bueno, el disco en cuestión, como les decía se llama "Cuando brille el tiempo" y vaya si ha logrado esa profecía de brillar en el tiempo.! Lo dejo para que lo escuchen y cuenten que les parece ¡es una muy buena banda!. Acá tá!

Bajar el disco: http
://rapidshare.com/files/78884667/montes.rar
Fuente: los inconseguibles del rock


LA NOTA EN PÁGINA/12

Adiós Sui Generis

El rock nacional tiene sus coleccionistas, vernáculos e internacionales. Pero con una pequeña diferencia: en Europa, Japón y Estados Unidos hay hordas de fans y un sinnúmero de disquerías especializadas que ignoran olímpicamente quiénes son Charly García y Los Abuelos de la Nada, pero buscan, pagan y hasta piratean vinilos de bandas como Los Mockers, Los Shakers, Los Walkers y consideran un disco del grupo Montes como “uno de los discos más excepcionales grabados alguna vez en la Argentina”. En una investigación internacional, Radar rastreó a los cultores de la otra historia del rock nacional.

POR GUSTAVO SECCHI
En un sótano de Cambridge, Massachusetts, a pocas cuadras de la famosa Universidad de Harvard, hay una pequeña disquería. Es, obviamente, un local de culto, no tan distinto de Transilvania u Oíd Mortales en el centro porteño, atrayendo al mismo tipo de habitué obsesivo en búsqueda de sonidos raros para impresionar a amigos y conocidos. Pero si en las galerías de la avenida Santa Fe uno puede encontrarse con sesiones inéditas de los Beatles o conciertos pirateados de los Stones, en este sótano de Cambridge el sonido que sale de los parlantes decorados con luces psicodélicas no es otro que el de Billy Bond y sus amigos de La Pesada evocando el caos de los desmanes en el Luna Park una noche en octubre de 1972. “¡Existen TONTOS!”, grita el sublime Bond (el nombre de guerra de un tano de veintiocho años bautizado Giuliano Canterini), haciéndose escuchar sobre el filoso estruendo de las guitarras de Alejandro Medina y Claudio Gabis. “¡Tan sólo tontos! ¡Ya sean hippies! ¡Hippies! ¡O tipos de chalecos cortos!”
La disquería de la que salen estos ruidos fantasmas se llama Twisted Village (“La aldea retorcida”) y es propiedad de Wayne Rogers, afable coleccionista de discos de unos treinta y tantos, legendario guitarrista de psicodelia de la costa este norteamericana y fan número uno del rock argentino y latinoamericano del período 1965-1973. Twisted Village es una de las disquerías indie más respetadas en todo Estados Unidos, especialmente para música oscura. Bateas enteras de CDs y discos de vinilo, originales y reeditados, están dedicadas a géneros como “clásico avant-garde”, “improvisación” y “música electrónica”. Difícil encontrar el último de Radiohead en Twisted Village, pero las obras completas de Morton Subotnick, pionero de la música computarizada, o del cantautor agorafóbico texano Jandek están siempre en stock.
La escena del lugar sería insufriblemente snob si no fuera por dos cosas: la personalidad abierta y amistosa del dueño y del staff, y una sección enorme dedicada al beat y la psicodelia internacional, o sea, casi toda la música rock producida en cualquier lugar del mundo entre 1965 y 1973/4. Rogers adora todos estos discos, especialmente los producidos en el Río de la Plata por bandas como Los Shakers, Los Mockers, Los Gatos, La Pesada, Almendra o La Cofradía de la Flor Solar. “Me empecé a interesar en el rock latinoamericano en 1983 –explica Rogers–, cuando escuché una copia de Break it All, de 1966, el primer y último disco de Los Shakers editado en Estados Unidos, que era una regrabación del primer álbum hecha a fines de 1965. Desde entonces comencé a comprar todo lo que podía encontrar de la Argentina y Uruguay de la década del sesenta.”




EL OTRO LADO
La historia que cuenta Rogers no difiere mucho de la de muchos coleccionistas norteamericanos, europeos o japoneses que se vuelven locos por el rock sudamericano de fines de los sesenta y principios de los setenta. Los cultistas extranjeros llegan a los discos argentinos y uruguayos a través de Los Shakers y Los Mockers (bandas que comenzaron como clones rioplatenses de los Beatles y los Stones, respectivamente) y eventualmente se topan con Los Gatos, Almendra y Manal a través de sonidos que asimilan fácilmente a bandas extranjeras. Así, la banda de Nebbia y Fogliatta se ve como un híbrido de los Mysterians y los australianos Easybeats (con una pizca de los Kinks); Spinetta y Cía., como una cruza entre el Pink Floyd de Syd Barret y las bandas de la costa oeste estadounidense; y el “power trío” de Javier Martínez y sus muchachos es asimilado como los Cream criollos (que es como se juntaron, tocando bajo el nombre “Ricota” en el Instituto Di Tella).
Lo que más llama la atención de todo esto es que la selección deja afuera a muchas figuras consideradas fundamentales en la evolución del “rock nacional”, según todas las grandes biblias del género, de Miguel Grinberg y Pipo Lernoud en adelante. Es decir que lo que queda afuera de esta historia paralela (y con ojos extranjeros) de la evolución del rock rioplatense es precisamente lo que siempre se vio como central y originalen las historias producidas en la Argentina. A casi ninguno de estos coleccionistas les interesa la movida de La Cueva, la importancia de “La balsa”, las figuras pioneras de Tanguito o Moris. Parafraseando a Grinberg, que fue testigo de todo, poco importa “cómo vino la mano”. Entre coleccionistas extranjeros no circulan copias de Tango feroz, pero sí compilaciones de shows de Canal 11 o del programa “Escala musical”, donde aparecen La Joven Guardia, un tal Cuarteto Sir John, Los Bestias, Billy Bond como solista, Los Walkers y, por supuesto, los ubicuos Mockers. Alguien generoso incluso ha pasado a NTSC una torta amateur de varios clips de Los Shakers en programas de TV de mediados y fines de los sesenta, culminando con un alucinante cortometraje de Rodolfo Lest que es una especie de A Hard Day’s Night autóctono, excepto que los Beatles rioplatenses hacen referencia a John Coltrane años antes de que sus modelos británicos se metieran con la vanguardia.

ESTO QUIERE DECIR QUE HAY OTRA HISTORIA
La gran mayoría de los extranjeros que visitan nuestra página no están particularmente interesados en la historia del rock argentino, aunque paradójicamente sí les interesan algunos artículos relacionados con esa historia”, dice Marcelo Lilienheim que, junto a María Lilienheim y Ricardo Paredes, edita la página de Internet “The Ultimate South American Psychedelic Garage Beat” (http://www.geocities.com/Sunset Strip/Basement/5706/collectors.html). Este website, producido en inglés en Buenos Aires, rellena los agujeros en la evolución del rock con información sobre bandas cuya existencia alucina a los coleccionistas extranjeros, que son su público principal. En el site uno encuentra fotos de tapas y hasta archivos de sonido de bandas como Los Walkers (banda activa entre 1967 y 1970 que grababa en inglés con influencias varias desde The Tremeloes hasta los Doors, y que en algún momento editaron una imperdible versión beat de “Balada para un loco”), Los Seasons (banda de Carlos Mellino y Alejandro Medina, con la que pretendieron ser ingleses por un tiempo), y los más oscuros Moonlights y Los Knacks.
“Lo que buscan los coleccionistas extranjeros es material que tenga un sonido característico de su época”, comenta Lilienheim. “Del ‘64 al ‘68, el sonido garage/beat; del ‘68 al ‘71, la psicodelia; del ‘71 en adelante, lo progresivo; y desde mediados del setenta en adelante lo sinfónico progresivo; con todas sus variaciones y mezclas posibles. Es decir, buscan los ejemplos latinoamericanos que se ajustan a un sonido parecido al de los exponentes internacionales más representativos de esos géneros.” Lilienheim menciona el caso del disco Cuando brille el tiempo, editado por el grupo Montes en 1974, cuya tapa psicodélica a lo Dalí y su sonido de guitarras hendrixeras le han dado una transcendencia internacional vastamente superior a la que habitualmente merece en la historia del rock nacional. “En su momento, el disco de Montes gozó de una promoción escasísima, casi inexistente, y hoy por hoy es reconocido a nivel internacional como uno de los discos más excepcionales grabados alguna vez por músicos argentinos en la Argentina. Ha sido reprensado en vinilo en algún lugar de Europa, así como también recientemente reeditado en CD. En su país, en cambio, la mayoría de los argentinos contemporáneos de Jorge Montes, y supuestamente amantes del rock nacional, consideran este disco un trabajo absolutamente menor.”

LOS NUEVOS PRÓCERES
Además de Tanguito y Moris, el otro gran ausente de la historia internacional del rock argentino no es otro que el mismísimo Charly García. Rogers ha sabido tener uno que otro disco de Sui Generis o Seru Giran en Twisted Village, pero no tienen gran aceptación. “Cuando salís de la psicodelia y entrás al sonido de los setenta, la escena cambia”, explica Rogers. “El tercer disco de Sui Generis, Instituciones, tiene ciertos fans pero, más allá de eso, García no llama mucho laatención.” Nada comparable con la aclamación de Montes o del Walking Up de Los Walkers, un disco de 1968 que es pirateado constantemente en vinilo y CD para satisfacer la gran demanda por este grupo largamente olvidado en su tierra. O con el interés por todo lo relacionado con Billy Bond y los músicos de La Pesada. “Todos los países –reflexiona Rajarais–, Japón por ejemplo, tienen estrellas folk que son reverenciadas en el país, pero que no se trasladan bien a otros países. Yo, por ejemplo, no entiendo cómo Dylan es popular fuera del mundo angloparlante.”
No todos los indiscutibles son ignorados tan completamente como Charly. “De los históricos –cuenta Lilienheim–, el artista cuya obra ha trascendido los límites del toque local y del idioma es sin duda Luis Alberto Spinetta, en el período que va de Almendra a Invisible.” Pero, aun dentro de este interés general, las preferencias internacionales son idiosincráticas:
“El primero de Almendra lo encontré cuando recién comenzaba a interesarme en el rock latinoamericano, pero no me pareció gran cosa”, cuenta Rajarais. “Fue el segundo, conocido como Almendra, ‘el doble’ o ‘la operita’, el que me pegó muy fuerte. El estilo de guitarra de Edelmiro Molinari es allí increíblemente único y original.” Aunque parezca increíble, el mundo de este tipo de coleccionista es uno en que “Obertura” es infinitamente más importante que “Muchacha ojos de papel”.
Sería fácil endilgarle esta extraña situación de una doble historia del rock argentino –para adentro y para afuera– al imperialismo cultural y al imperativo de contar la historia del otro desde el centro, pero hay otras razones mucho menos siniestras y conspirativas. Dos de las razones más viejas del mundo, de hecho: ignorancia y estrechez de mira. Y no necesariamente de afuera. La historia del rock nacional existe desde hace años en la Argentina, pero nunca ha habido un esfuerzo concreto y consistente de parte de agentes culturales, tanto el Estado como los sellos discográficos y managers que controlan los derechos de esta gran tradición, por difundirla como el importante patrimonio cultural que es. Los trabajos de testigos como Miguel Grinberg y de compiladores como Marcelo Fernández Bitar, o la impresionante historia oral Historias del rock de acá de Ezequiel Abalos, nunca fueron traducidos o difundidos como haría falta para crear un contexto para la música que se exporta. Los dealers de discos viejos y los coleccionistas han llenado ese vacío con importantísimos tomos como The Magic Land de Marcelo Camerlo o Dreams, Fantasies and Nightmares del inglés Vernon Joynson, pero éstos son principalmente catálogos ilustrados para el Parque Rivadavia virtual que es el mercado global internetizado. Sitios de web como “Rebelde” (www.dospotencias.com.ar/rebelde), realizado por Dina y Tano de Palermo con la colaboración de cientos de fans de todo el mundo, también contribuyen a la difusión y al debate.


Pero si la ignorancia sobre el contexto del rock puede ser reducida con libros o sitios de web, la ignorancia con respecto a la música misma no va a acabar hasta que se trate el tema de la falta de visión de los sellos discográficos. El hecho es que existe cierto mercado que desea consumir rock argentino de esa época. Uno, por ejemplo, puede comprar en disquerías especializadas de Estados Unidos, Europa y Japón re-ediciones pirata de discos de Almendra, de Los Gatos y hasta del único long play solista de Kubero Díaz, guitarrista de La Pesada y de La Cofradía de la Flor Solar. Este último está editado por el sello trucho Survival Records y es una reproducción perfecta del original impreso en vinilo de mucha mayor calidad. Los sellos argentinos que tienen actualmente los derechos de álbumes como éste no parecen interesarse por el posible mercado internacional. Los discos de Almendra distribuidos por sellos informales de fans y coleccionistas llegan a disquerías independientes (donde están los posibles fans) que la discográfica de la Argentina desconoce o ignora. “Los sellos grandes no van a mandar una caja de 20 CDs, pero los independientes sí”, comenta el dueño de Twisted Village. “Yo les recomendaría a los sellos multinacionales de la Argentina que licencien elmaterial a sellos chicos que trabajen con disquerías independientes si quieren difundir esta música en el exterior.” Esta estrategia ya se probó con cierto éxito hace pocos años con una compilación de Los Shakers editada en Europa por el sello Big Beat. Pero el caso de Almendra, pirateado constantemente en Alemania, por ejemplo, aparentemente sin que los músicos vean un centavo mientras copias legítimas de los CDs se saldan en disquerías porteñas, es un típico ejemplo del mal manejo del catálogo del rock argentino.
Para Charly García, el dios Poseidón “rescató a Litto Nebbia/ cuando se fue a naufragar/ devolvió la balsa a Tango/ inventó el rock nacional”. Si se le pregunta a Wayne Rajarais cuál es su
Top 5 del rock argentino, contesta sin parpadear (y en ningún orden particular): Tontos de Billy Bond y la Pesada, el doble de Almendra, el segundo y el tercero de Los Shakers, Walking Up de Los Walkers, y el segundo solista de Nebbia. Son seis, pero se lo dejamos porque ya aclaró que Shakers for you, el segundo de la banda, es su disco favorito de todos los tiempos, “unas pulgadas por encima de Revolver de los Beatles”.
Cuando uno sale del pequeño sótano cerca de Harvard se puede ver al otro lado de la calle el luminoso café donde se suelen sentar a tomar un cortadito con edulcorante ex ministros de Economía argentinos que vienen a dar cátedra. Desde el café casi se escucha a Billy Bond terminando su tema en octubre de 1972: “¡TONTOS que ensucian la sangre a otros! ¡TONTOS que chupan la sangre a otros! ¡TONTOS que tienen la sangre de todos los TONTOS!”.

6 comentarios:

German "Zorro Rojo" Beat! dijo...

Uuuuy que orgullo para el Rock Nacional!!!!
Yo no tenia idea que llegaba tan lejos, y que en otros continentes se buscaba el disco de una banda, que hasta el momento ni siquiera yo conocia!
Ahora me da a pensar que no soy el unico que escucha bandas suecas que no conoce mucha gente y me desvivo por conseguir sus discos!
Se ve que se da en todos lados esto de obsesionarse con la musica y el material de grabacion.

Un abrazo Dario,
gracias por compartir tan buenos textos siempre...
ya se está bajando el disco de Montes!


ZorroRojo

Anónimo dijo...

Gracias Darío !! Por permitirnos desde tu blog, aprender más acerca de nuestra identidad o ..." marca en el orillo" cómo la identifico simpáticamente . Tampoco yo tenía idea de cuáles eran las preferencias de los coleccionistas extranjeros.Desconocía el disco de MONTES pero ...tendré que degustarlo para poder dar la lección jajaja. Continúe haciendonos viajar por submundos tan entrañables, querido soñador .
Hasta otra !!!
Fernanda

Darío Carzino dijo...

Queridos Zorro Rojo y Fernanda de eso se trata de conocer aquello que es nuestro y des-conocemos porque no se nos muestra o a quedado censurado por la "inteligenzia del periodismo del rock" pero si nos muestran otras cosas o "nos venden" bandas sin tanta identidad como algunas que se encuentran cuasi des-aparecidas o des-ktalogadas:el gran ejemplo no nombrado en la nota es ARCO IRIS a mi criterio la agrupación argentina mas expansiva y avanzada musicalmente que tuvo el rock hispanoparlante entre 1970 a 1977 inclusive. Ya haremos una nota al respecto. Lo mismo de otras como la gran banda beat La Jóven Guardia que paso a ser ninguneada por el periodismo rockero hacia el comienzo de la década del '70. Son algunos caso y extremos ninguneados, des-aparecidos, des-katalogados, no editados en cd sus discos...Sin memoria no hay identidad...Rescatemos esas joyas y hagamos memoría de nuestra rock como vanguardia de identidad cultural. Gracias Fer! Gracias German!

Anónimo dijo...

Dario, como nota de color, te agrego algo que leí en algún lado sobre el fin de Jorge Montes. Se dice que lo mataron en los 80 en Colombia por problemas con el narcotráfico. De todas formas, es una versión.
Abrazos
Marcelo el Bostero

DJTwister dijo...

Tanto tiempo loco! vos podes creer que los vi a esos tipos creo que en un barrock o algo así ¡pero los vi! aunque no me creas un carajo y el tipo pelaba la viola que daba gusto, una revista Pelo decia esto

Jorge Montes
(revista Pelo)
Desde que está involucrado exclusivamente en el rock, el guitarrista Jorge Montes no ha tenido demasiada suerte en su propio país. Aunque reconocido por el público, son muy pocos los que podrían reconocer o dar una opinión sobre la música que hace. La música de Montes es practicamente un misterio para el grueso del movimiento adicto al rock. Otros ámbitos, en cambio conocen su estilo: estuvo en Bolivia durante mucho tiempo donde formó el grupo Montes Mahatma. Con esa formación bajó a Buenos Aires para el último de los recitales BA Rock realizado en noviembre de 1972. Separado de sus compañeros bolivianos, formó una banda en Argentina que llevó su propio nombre. Actuó en Mar del Plata y Buenos Aires y grabó su primer álbum un grupo que no tuvo difusión pero que agotó su primera y única tirada. El año anterior Montes recibió una oferta para trasladarse a Colombia.

Montes

Una serie de shows, varios recitales y una gira que llegó hasta Venezuela proyectaron al grupo a una actividad que difícilmente hubieran ejercitado en su propio país. No obstante a poco de llegar el grupo tuvo que superar un desmembramiento: el cantante (Policastro) se separó del grupo y regresó a Buenos Aires. Quedó entonces sólo el trío instrumental. En la eventualidad el propio Jorge y el baterista Carlos Salazar asumieron las partes corales. Y al parecer con buen resultado, ya que el grupo piensa continuar así.

¿Asi que murió el tipo? un bajón! yo no había oido hablar de chabon hasta leer tu blog, buena data la de éste pibe Marcelo!
Y pensar que los ví, y no jodo eh de verda

Darío Carzino dijo...

Buen dato Marcelo, una pena que haya fallecido un músico talentoso como Jorge Montes, una enorme pena de verdad, al menos ha dejado un legado musical importante para que comience a ser disfrutado! En cuanto a DJ debo creerte si lo decis de esa manera, ¿trata de recordar donde lo viste...durante 1974 habra sido? buena anecdota la tuya, no creo que haya mucha gente que se haya dado el gusto de verlos en vivo, su paso fue muy fugaz y su disco fué un relampago en la oscuridad de la época, jodida de verdad! caza de brujas, triple A, Lopez Reguismo y las Juventudes Montoneras, La Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), etc. etc,la música era un regocijo para el alma y un sueño de poetas bajo el duraznero del Medioevo! Gracias por enrriquecer el la nota mis amigos!