lunes, 16 de agosto de 2010

Mum......

Te sostengo. Me sostenes…
Paso a paso…así …despacio…
Centímetro a centímetro, milímetro a milímetro…
Así, como esa frase inmortalizada en los “Los Tres Chiflados” que miraba siempre cuando llegaba del Cole en la primaria.
¿Lo recordas, no? ¡cómo me gustaban! Llegaba del colegio y encendía el televisor. La abuela me esperaba con el exquisito churrasco con papas, pero siempre primero la sopa de verduras que desde muy temprano preparaba con manos expertas.
Al ratito llegabas vos. Siempre al ratito. Con ese guardapolvo blanco y tu orgullo de docente en escuelas de ruralidad y realidades dificultosas. Años ’70. Villa Albertina, Villa Fiorito.
Siempre laburante, siempre independiente. Mujer y docente orgullosa. Exigente y responsable como pocas que he conocido. Espartana.

Te sostengo. Me sostenes…
Dale un poco más…¿ves que podes?...
Centímetro a centímetro, milímetro a milímetro...
¿Y cuando hacía los deberes!… ¿te acordas que me decías?
- “¡Ay Darío! Siempre en babia! ¿podes dejar de volar? ¡podes bajar de la luna por favor y concentrarte en el estudio”!!
No viejita! Jamás pude hacerte caso en eso…tengo alas mamà, y sé muy bien que lo sabes (porque me confesabas que era un ángel)…Pero soy de fuego y apunto a los cielos con mi flecha loca, ya me conoces…Vuelo despierto y dormido, tan sólo vuelo…

Te sostengo y me sostenes…
Nos sostenemos…
dale un pasito más...asì …¡ves que podes!

Recuerdo tres sopapos tuyos de esos bien puestos sobre mi cara, de esos que efectivamente dolían. Esos que dejaban ardiendo las mejillas de calor intenso…ardor del alma.

El primero que recuerdo fue una causa noble.
Mientras vos tomabas el te con unas amigas en el living de casa, yo, con mis siete añitos, ingresé por la ventana parodiando a Batman, rompiendo todos los vidrios y sin rasguño alguno. Siempre te sorprendí sin duda…y a tus amigas también…”es el angelito de mi hijo mayor” casi timidamente me presentaste, mientras juntabas los vidrios y encima te cortabas la mano con uno de ellos. Buen sopapo mamá! Justificado ciento por ciento.


El segundo buen sopapo que recuerdo fue a los 13 años, creo que en presencia de mis primas y por cancherear…y como siempre para salir “airoso” del paso al toque me hice el desmayado. Dios mío creo haber revolucionado la casa!! Tu susto mayúsculo y mi honrosa actuación, me valió que papá me corriera 70 metros hasta la esquina diciéndome de todo menos bonito u “angelito”. Me salvo el bendito palo de luz al cual siempre trepaba con gran destreza!


Te sostengo. Me sostenes…
Nos miramos al espejo del baño y te hago unos mimitos. Se que te gustan y se también que te robo sonrisas. Porque te agrada mi naturaleza payasa, ciertamente rayana con el absurdo y la ironía. Se que eso te gusta porque es un equilibrio a tu espartano carácter de mujer. Y yo, a mi manera tan especial, te mimo. Así volador, payaso, inconstante, soñador, calentón y hasta irreverente…así y todo te mimo vieja. Porque cuando miro tus ojos me veo dentro de ellos. Es algo que pasa con los hijos y a mi también me ocurre con los míos. Nos contemplamos en sus ojos, porque estamos dentro de ellos, porque somos ellos.

Y así vino el tercer sopapo que recuerdo, ya siendo soldado de la Pátria en plena Guerra de Malvinas…y yo siempre con mis bromas inoportunas. Ese día estrenaba traje de salida en el servicio militar: impecable trajecito beige oscuro con birrete al tono, y vos que llegabas de noche con tu eterno guardapolvo blanco, siempre laburante, eterna docente argentina con dos cargos por la mañana y por la noche en adultos.
Y vos que vas llegando a casa y me observas en la puerta, y tu alegrìa, sonrisa eterna al verme que me habían dado franco…y me abrazas y te abrazo…y me decis : “¡¡Qué lindo estas Darío, qué lindo verte!!”
Nos abrazamos y te susurro al oído “Te Quiero Mucho”…y le adiciono a eso la estupidez más corta, inoportuna, que se me podía ocurrir: “me voy a Malvinas…” inmediatamente te fuiste desmayando sobre mis brazos que te sostenían y yo que te empecé a suplicar que era la broma mas idiota que hice en mi vida……y PAAFFFF, gigante sopapo nunca mejor ubicado!
Ese fue el último que recuerdo me disté. Hoy suenan como caricias Y bien merecidos estaban!

Te sostengo. Me sostenes. Nos sostenemos.
Paso a paso, centímetro a centímetro, todo ira bien ¿sabes ma? Todo estará bien…
Es la primera vez que te escribo en el blog.
Y se muy bien que no lo vas leer porque compu no usas, pero por ahí algún día te lo imprimo, porque creo que en definitiva lo escribo para mi.
Porque me lo debía mamá.
Yo me lo debía.
Te lo aseguro.
Confiá.
Tkm

Te sostengo. Me sostenes.